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SILVIA-GABRIELA ALMĂJAN, DETRÁS DE LA „ARENA”

SILVIA-GABRIELA ALMĂJAN: DETRÁS DE LA „ARENA”

[Guillermo Eduardo Pilía, Como hierba en la sombra/ Ca iarba la umbră, Treinta poemas/ Treizeci de poeme (1990 – 2021), edición bilingüe, español – rumano, traducción y presentación: Eugen Dorcescu, Ediciones Eurostampa, Timișoara, 2023, 94 p.]

La gente suele preguntar: ¿Qué es la vida? y sus búsquedas encontrarían respuestas como: una ciencia por la cual conviertes el fracaso en una lección, un cúmulo de momentos felices, un juego, un sueño, una ilusión, una lucha, un espectáculo soberbio etc.
Para el poeta Guillermo Eduardo Pilía, la vida es una arena en la que el hombre vive cada instante, „suspenso en esa continua incógnita del yo”, como afirma Jaime Siles en el prefacio del volumen „Como hierba en la sombra/ Ca iarba la umbră”,. traducción y presentación de Eugen Dorcescu), a la que me referiré a continuación.
Así como en la amalgama de la vida nos encontramos con el amor, el odio, la rebeldía, la tristeza, el dolor, el alboroto, la alegría, la ira, así también la poesía de Guillermo Eduardo Pilía capta vivencias, sentimientos, poses varias. ¿Cómo se mide el valor de un poema: en palabras, sonoridad, tropos? – Definitivamente no. Un poema es valioso por las ideas expresadas o sugeridas, por sutilezas difíciles de descifrar. Así, el autor invita indirectamente al lector a hacer un slalom entre los temas de sus poemas. La vida vista como una arena es un desafío. El hombre hecho para bailar sobre la cuerda y sin red representa una tentación de muerte. En la arena, las emociones son intensas, todo está al filo de la navaja. El hombre, como los animales salvajes, pasa por el fuego, traga espadas, despliega su sublime vuelo en trapecio. Es fácil obtener una ovación de pie al equilibrarse, pero es igual de fácil caer. El payaso de aspecto triste y mueca aguarda su gloria o caída. Pero toda la „actuación” queda velada por Dios, porque Jesús dijo: „Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Evangelio según Juan 14, 6).
Así, con mucha inspiración, talento artístico, con sentido del valor, se crean poemas en los que predominan la melancolía, la memoria, la ascendencia, la infancia, el amor, el momento, el misterio, la escritura, la evocación de los maestros. Una flor que lenta morirá, Un tren que se aleja en la bruma, 14 / ese amor siempre lezna o espuela, 58 / las cosas que más amo, 46 / sobre la cuerda y sin la red son solo algunos de los títulos que componen este libro.
La enfermedad y el sufrimiento hacen al hombre „incapaz de mentir por amor”. ¡Qué no daría quien ve a su prójimo en el lecho del sufrimiento por consolarlo! Por eso en las mesitas de noche de los enfermos se amontonan:
„un vaso de agua
a medio beber, remedios, goteros,
un reloj que ya no entra en la muñeca
—medida de un tiempo entre el dolor y el hastío—,
pulseras y anillos inútiles, papeles
con la letra apretada y sin pena de un médico;
y una flor que lenta morirá…”.
La metáfora flor – vida tiene un doble papel en este contexto: las flores suelen colocarse en la cabeza de los enfermos, un símbolo de amor, de afecto, pero también puede verse como un reflejo (en un espejo) de la vida, de la Divinidad, siendo el hombre creado a imagen y semejanza de Dios.
El tren – el flujo incesante, dentro del cual el poeta experimenta un agudo sentimiento de soledad. La felicidad la dan las cosas simples, naturales: „el cielo azul”, „un domingo de franco”, un aroma, una melodía, „el sabor del café en la madrugada”. El hombre es feliz y no se da cuenta de que son precisamente estos momentos recogidos gota a gota los que dan sabor a la vida. Cuando se da cuenta de su importancia, ya es demasiado tarde, porque el tren de la vida acelera su curso, „se aleja en la bruma”:
,,La felicidad, solamente unos instantes:
el cielo azul de un domingo de franco…
Uno es feliz y apenas se da cuenta
y entonces ya es un tren que se aleja en la bruma”.
Estos versos, tanto en español como en la traducción al rumano, tienen una sonoridad, una cadencia que no es más que la prisa por la muerte (tren=vida, niebla=muerte, nada).
Las tres estrofas que componen el poema „14 / ese amor siempre lezna o espuela” presenta el pesar de no haber conocido la alegría, el amor hasta demasiado tarde:
„tarde viniste a habitarme, alegría,
tarde viniste amor, tarde deseo
y tan sólo temprano las palabras”.
„58 / las cosas que más amo”, otro poema con la misma estructura: tres estrofas en las que „partida” – „el gran paso”, como diría el grande poeta rumano Lucian Blaga – está hecha con tristeza, pero también con la alegría de estar escrita sobre cosas queridas:
„me voy con la tristeza
del que siempre recuerda
lo que más duele

la siesta interminable, la avenida
empolvada de sol, un pregonero
en el silencio espeso de la hora

pero también me voy con la alegría
de escribir con mi puño y con mi letra
las cosas que más amo”.
El hombre está sujeto a desafíos a lo largo de su vida. El artista, el genio, también tiene sus disputas, con el mundo o consigo mismo. El equilibrista debe aprender a manejar, „desamparado”, „bailando sobre la cuerda y sin la red”:
„ir por la vida
como un equilibrista:
desamparado

ocasiones en que uno se descubre
en medio del bullicio de la noche
bailando sin mujer y sin orquesta

hay ocasiones en que es necesario
bailar sobre la cuerda y sin la red”.
De manera auténtica, estimulante, el poeta y el traductor, el texto original y el texto traducido logran „introducir” al lector „entre bambalinas”, capturar aspectos ocultos de la vida, enfatizar la importancia de las pequeñas alegrías, momentos felices, llenos de sabores. que, sin embargo, no carecen de peligros y obstáculos. Sin dificultades no apreciaríamos suficientemente lo que vivimos, no sabríamos disfrutar cada día, cada mañana o día festivo. Todo sería demasiado monótono. Así como los paisajes contienen diferentes accidentes geográficos (colinas, valles, montañas), así el camino, el viaje en esta tierra a veces nos obliga a adaptarnos, a sobrevivir, por supuesto guiados por la mano invisible del Creador.
Los dos importantes poetas contemporáneos, dos voces líricas originales, fuertes, distintas, Guillermo Eduardo Pilía y Eugen Dorcescu, colaboran ejemplarmente, ofreciendo la muestra semántico-estilística de mensajes existencial y estéticamente equivalentes. El drama de la condición humana es memorablemente capturado y evocado.
„En la vida desperdiciamos años, y en la muerte suplicamos momentos” (dijo el gran historiador rumano Nicolae Iorga).

 

 

 

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